martes, 23 de julio de 2019

Karl Marx y Friedrich Engels, "El manifiesto comunista"

PRETEXTOS
KARL MARX Y FRIEDRICH ENGELS
EL MANIFIESTO COMUNISTA
por
Raúl Garrobo Robles

Leer los textos originales de Marx y Engels es, fuera de toda duda, un imperativo para todo intelectual, dígase éste de izquierdas o lo calle. Clásico entre los clásicos, este librito, lanzado a mediados del siglo XIX a los proletarios todos del mundo entero como instrumento para su eficiente autorrealización en la historia, debe ser leído sin prejuicios ni complejos. Si por definición un clásico del pensamiento es un referente conocido por todos, citado igualmente por muchos, pero en verdad leído por muy pocos, su lectura sólo puede contribuir a despejar la banalidad con la que algunos recurren a él para sostener sus manidos discursos o para deconstruir ilegítimamente los de sus oponentes políticos. En concreto, al leer El manifiesto comunista sorprende la rotunda actualidad de una obra que, para toda una corriente de opinión, quedó largo atrás desbancada por la realidad social. Mucho ha llamado igualmente mi atención la manera como Marx y Engels nombran y oponen en su examen sincrónico los “gobiernos representativos” de la sociedad burguesa de su época con la iniciativa proletario-comunista de una "democracia" que ha de entenderse como el auténtico y verdadero gobierno del pueblo, esto es, de la mayoría social oprimida. En los límites temporales de nuestro cercano ecocidio, leer a Marx y Engels hace más evidente que la maquinaria del gran capital que hoy más que nunca domina nuestra vida económica y social es precisamente la que amenaza nuestra supervivencia como especie dirigiéndonos hacia un embotamiento hedonista en el que la crítica de la indiferencia hacia todo lo que no soy yo, así como de la irrefrenable satisfacción de nuestros apetitos consumistas, serían ambas, sencillamente, mamandurrias.

Karl Marx y Friedrich Engels, El manifiesto comunista, introducción de Rogelio Blanco y traducción de Wenceslao Roces, Ediciones Endymión, Madrid, 1987.

No hay comentarios:

Publicar un comentario