lunes, 22 de julio de 2019

Claude Lévi-Strauss, "El suplicio de Papá Noel"

PRETEXTOS
CLAUDE LÉVI-STRAUSS
EL SUPLICIO DE PAPÁ NOEL
por
Raúl Garrobo Robles

¿Es Papá Noel un símbolo de la irreligión? ¿Acaso el haber sido colgado de la catedral de Dijon en 1951 por los fieles cristianos para ser finalmente quemado aquella misma Navidad denota la intromisión de una tradición extranjera entre las costumbres religiosas de una Europa entregada por siglos a la natividad de Cristo? ¿Era la fiesta de Papá Noel a mediados del siglo pasado, como actualmente lo es la de Halloween, un préstamo cultural de procedencia norteamericana impulsado por la maquinaria económica de la sociedad de consumo nacida de una posguerra en clave de barras y estrellas? No cabe duda de que así fue y así lo es también hoy. Pero Lévi-Strauss no se da por satisfecho con ello. Papá Noel, ante todo, es el producto sincrético y centrípeto de un foco estructural del inconsciente humano que desde los tiempos más remotos del paganismo europeo ha articulado en torno a la figura de este anciano canoso vestido de rojo el ritual de entrega de regalos por medio del cual la sociedad acuerda con el más allá su base relacional fundamental: vosotros allí; nosotros aquí. En esta entrega de regalos ritualizada, en tanto que representantes simbólicos de los otros que son los muertos, los niños sirven de mediadores culturales entre vivos y difuntos. Al entregarles los regalos, la sociedad de los adultos paga por su espacio, ruega para que aquéllos cumplan como los muertos que son, manteniéndose al otro lado. Con su fino olfato para estas cosas, ¿cómo no habría la Iglesia de manifestar su recelo ante el regreso del paganismo en forma de anciano rechoncho y colorado encaramado a las chimeneas de los hogares de sus apreciadas familias cristianas? Era cuestión de tiempo volver a avivar la hoguera.

Claude Lévi-Strauss, El suplicio de Papá Noel, Del Taller de Mario Muchnik, Barcelona, 2001.

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