domingo, 7 de noviembre de 2021

Platón: filosofía política

APUNTES PARA EL BACHILLERATO
PLATÓN: FILOSOFÍA POLÍTICA
por
Raúl le Locataire

El Estado Ideal.

A) Individuo y Estado.

Al igual que Aristóteles, Platón también considera al ser humano como un animal social por naturaleza. De ahí que ambos conciban la pólis como el lugar idóneo para la realización humana.

En el caso de Platón, dos son principalmente los diálogos que recogen su teoría política: la República, de connotaciones idealistas, y las Leyes, algunos años posterior y redactada desde un enfoque mucho más realista. Centrándonos exclusivamente en la República, Platón parte de la base de que no puede existir una moral para el individuo y otra distinta para el Estado, sino tan sólo un código moral absoluto a partir del cual puedan regirse todos los hombres y todos los Estados. Pretende, pues, hacer de la política una ciencia universal.

B) Clases sociales.

Platón concibe la existencia de tres clases sociales, paralelas cada una de ellas a las tres funciones o partes del alma.

Los productores.

La ciudad-Estado surge como respuesta a la incapacidad de cada individuo para satisfacer por sí mismo sus propias necesidades. De ahí que se necesite en primer lugar una pluralidad de individuos que atiendan a las necesidades más elementales de la vida humana: alimento, vivienda, vestido. Se constituye así la primera y más numerosa de las tres clases sociales: la de los productores (labradores, constructores, tejedores, herreros, pastores, comerciantes, etc.). Por lo demás, la virtud propia de este grupo será la templanza.

Los guardianes-auxiliares.

Con objeto de preservar la ciudad y mantener el orden, Platón introduce una segunda clase social, la de los guardianes-auxiliares, la cual se dedicará exclusivamente a defender el Estado de cualquier amenaza, tanto exterior como interior. Su virtud, pues, consistirá en la fortaleza. Los miembros de este grupo serán escogidos entre aquellos ciudadanos que posean actitudes especiales para desempeñar la función que les corresponde (fuerza, rapidez, valentía, amor a la verdad) y serán educados y entrenados tanto en música como en gimnasia.

Los guardianes-gobernantes.

Por último, las tareas de gobierno son asignadas a una tercera clase social, los guardianes-gobernantes, integrada por los auxiliares más cualificados para este cometido. La clase de los guardianes queda, pues, desdoblada en dos grupos: el formado por los auxiliares y el más reducido integrado por los gobernantes. La virtud característica de esta clase social no es otra que la prudencia o sabiduría práctica, pues basta con que los gobernantes sean prudentes y sabios para que todo el Estado lo sea. Éstos reciben una educación específica en la que las matemáticas y la dialéctica son disciplinas esenciales, lo que les convierte en filósofos. En este respecto, Platón concibe la figura del rey-filósofo en correspondencia con su intelectualismo moral, heredado de Sócrates, según el cual sólo puede obrar rectamente aquel que conoce el Bien.

La acrópolis de Atenas.

C) La justicia en el Estado y el ‘comunismo platónico’.

La justicia en el Estado tan sólo se alcanza cuando cada grupo social, cumpliendo con la virtud que les es propia, atiende a su tarea sin interferir en la de los demás. Ahora bien, para que la realización de la justicia sea perfecta, Platón considera que la clase de los guardianes, en sentido amplio, debe cumplir tres requisitos fundamentales: la igualdad entre hombres y mujeres, la eliminación de la propiedad privada y la abolición de la familia, de tal suerte que los hijos sean comunes a todo el grupo. Esta propuesta, denominada “comunismo platónico”, permitiría eliminar las tensiones provocadas por las desigualdades sociales. Por lo demás, los recién nacidos pasarían a formar parte de la clase de sus padres, salvo en aquellas circunstancias en las que el nuevo ciudadano, atendiendo a sus dotes e inclinaciones naturales, mostrara estar capacitado para desarrollar la función propia de otro grupo social.

D) La educación en el Estado Ideal.

Platón no prescribe ninguna educación especial para la clase de los productores. En cambio, la formación de los guardianes se encuentra detalladamente descrita en su obra. Comprende ésta varios ciclos.

Primer ciclo. Del nacimiento a los 20 años. Gimnasia y música.

Consiste principalmente en formación gimnástica y musical, entendida ésta en un sentido amplio, es decir, como literatura, arte y música en sentido estricto.

Segundo ciclo. De los 20 a los 30 años. Matemáticas y astrología.

A los 20 años se realiza una primera selección entre los guardianes. Los menos capacitados permanecerán en la clase de los auxiliares y los más aptos continuarán su formación durante diez años más. Las enseñanzas a las que se aplican los seleccionados son las siguientes: aritmética o ciencia de los números, logística o ciencia del cálculo, geometría plana o ciencia de las superficies, astrología o música astral y esteneometría plana o ciencia de los volúmenes. Todas estas disciplinas pertenecen al ámbito de la diánoia.

Tercer ciclo. De los 30 a los 50 años. Dialéctica.

Tras una segunda selección realizada a los 30 años, aquellos de entre los guardianes que muestran mejores capacidades prosiguen su formación centrándose a partir de entonces en el estudio de la dialéctica. En todo caso, los mejores de todos ellos sólo llegarán a ser gobernantes una vez hayan cumplido los 50 años de edad.

Devenir histórico de las formas políticas.

Platón elaboró una teoría sobre el devenir de las formas políticas a lo largo del tiempo. Esta teoría revela un aspecto esencial de su filosofía política, a saber, que el devenir histórico de los Estados conduce a su degradación, la cual puede describirse como sigue. La aristocracia, la forma ideal y más perfecta de Estado, en la que el gobierno pertenece a los que están mejor preparados, es sucedida necesariamente por la timocracia, régimen político en el que el gobierno cae en manos del ansia de honores de los guerreros. A esta forma de gobierno le sucede la oligarquía, donde gobiernan los ambiciosos, los ricos, y se produce el empobrecimiento de los restantes ciudadanos. Ésta es sucedida a su vez por la democracia, en la cual es el pueblo llano, el pueblo ignorante, el que gobierna y elimina a los ricos. Con este régimen se impone una libertad inmoderada y se deprecian las leyes, hasta que es sucedida finalmente por la tiranía, el gobierno despótico de uno o varios de los más audaces, donde se produce la ruina definitiva del Estado.

Platón, Diálogos, 8 volúmenes, Editorial Gredos, Madrid.
 
SELECCIÓN DE TEXTOS

(1)
«─Así, pues, ─dije yo─, hemos llegado a puerto, aunque con trabajo, y reconociendo en debida forma que en el alma de cada uno hay las mismas clases que en la ciudad y en el mismo número.
─Así es.
─¿Será, pues, forzoso que el individuo sea prudente de la misma manera y por la misma razón que lo es la ciudad?
─¿Cómo no?
─¿Y que del mismo modo y por el mismo motivo que es valeroso el individuo, lo sea la ciudad también, y que otro tanto ocurra en todo lo demás que en uno y otra hace referencia a la virtud?
─Por fuerza.
─Y así, Glaucón, pienso que reconoceremos también que el individuo será justo de la misma manera en que lo era la ciudad.
─Forzoso es también ello.
─Por otra parte, no nos hemos olvidado de que ésta era justa porque cada una de sus tres clases hacía en ella aquello que le era propio.
─No creo que lo hayamos olvidado ─dijo.
─Así, pues, hemos de tener presente que cada uno de nosotros sólo será justo y hará él también lo propio suyo en cuanto cada una de las cosas que en él hay haga lo que le es propio»; [Platón, República, 441c-e].

(2)

«Todos los que formáis parte de la ciudad sois hermanos, si bien el dios, al formaros, en los que son capaces de gobernar mezcló oro y de ahí que sean los más valiosos; mezcló plata en los auxiliares y bronce y hierro, en fin, en los labradores y demás artesanos. Y puesto que sois congéneres, engendraréis hijos lo más semejantes a vosotros mismos, si bien puede a veces ocurrir que del oro se genere un hijo de plata y de la plata un hijo de oro, y pueden surgir las mismas alteraciones con los demás metales. El dios, por su parte, ordena a los gobernantes como primera y principalísima tarea que vigilen bien y por encima de todo a los niños. Si su propio hijo tiene bronce o hierro, no se compadecerán de él en absoluto, sino que, concediéndole el valor que corresponde a su composición natural, lo enviarán con los artesanos o los labradores. Y si, al contrario, algún hijo de éstos tiene oro o plata, valorándolos adecuadamente, lo elevarán a la posición ya de guardián ya de auxiliar. Como que hay un oráculo según el cual la ciudad se destruirá cuando la guarde un guardián de hierro o de bronce»; [Platón, República, 415a-c].

Cuadro: Isomorfismo entre la pólis y el alma humana.

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