SÓCRATES ANTE LA CRISIS DE LOS VALORES TRADICIONALES ATENIENSES
por
Peredur
Del sentimiento colectivo de comunidad al
individualismo.
A
lo largo de su vida, Sócrates experimentó en primera persona el progresivo
deterioro de los valores tradicionales y democráticos en los que él mismo, en
su juventud, había sido educado. Estos valores se fundamentaban en el
sentimiento colectivo de formar parte de una comunidad y de un todo mucho más
importante que cada individuo particular y, por lo tanto, eran ajenos al individualismo
que caracterizaría la vida ateniense durante la segunda mitad del siglo V a.C.
Recordemos que Sócrates había nacido y se había formado como ciudadano en el
periodo de apogeo de la democracia ateniense, el cual se había caracterizado,
como hemos dicho, por el sentimiento colectivo de comunidad, así como por la
estabilidad política y el respeto a las leyes de la ciudad. Sin embrago, al
tiempo que él adquiría la edad madura, la ciudad comenzó a sufrir profundos
cambios, los cuales condujeron irremediablemente hacia el individualismo que
terminó por disolver los valores tradicionales poniendo en grave crisis la
democracia ateniense. Tres fueron las causas principales de este deterioro: 1)
la irrupción en Atenas de los sofistas y sus enseñanzas; 2) la radicalización
de la política imperialista ateniense; y 3) la aparición de los demagogos en la
vida pública.
Sócrates
frente al individualismo de los sofistas.
Sócrates
era perfectamente consciente de que el individualismo que enseñaban los sofistas
contribuía profundamente al deterioro de los valores tradicionales de Atenas.
Por ello, para combatirlo, decidió oponer a las enseñanzas de los sofistas un
nuevo modelo formativo ─la paideía socrática─
a través del cual los “individuos” pasarían a ser buenos y competentes
“ciudadanos” atenienses. Sin embargo, Sócrates estaba ya imbuido del
racionalismo que los filósofos naturales y los primeros sofistas habían llevado
a Atenas, por lo que no tuvo más remedio que combatir las enseñanzas de los
sofistas más radicales desde el propio terreno de éstos, es decir, desde los
cimientos del racionalismo individualista. No es de extrañar, por lo tanto, que
muchos atenienses le tomaran como otro sofista cualquiera, si no como el más
representativo de todos ellos. Tal es, al menos, lo que nos sugiere su condena
a muerte y, sobre todo, tal es la imagen que Aristófanes nos ofrece de Sócrates
en su comedia Las Nubes.
"Muerte de Sócrates"; Jacques-Louis David (1748-1825).
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