ARISTÓTELES: TEORÍA DEL
CONOCIMIENTO
por
Peredur
Características del conocimiento
fundado.
Para
Platón el conocimiento fundado ─esto es, el conocimiento exento de error, el
conocimiento científico─ se trataba del
conocimiento de lo universal. Para Aristóteles, en cambio, el conocimiento fundado
ha de serlo no sólo de lo universal, sino también de lo necesario. En este
respecto, Aristóteles entiende por conocimiento necesario un tipo de
conocimiento cuyas conclusiones no pueden ser de otra manera y en el que su objeto
de estudio es igualmente necesario, esto es, necesariamente existente. Así, por
ejemplo, el mundo físico es necesario, pues existe desde siempre y no puede no
ser. De ahí que los principios de la física sean también necesarios.
El método para alcanzar el
conocimiento fundado: el silogismo apodíctico o deducción demostrativa.
El
método es un camino para alcanzar un determinado fin ─en este caso, el conocimiento
fundado─. En los
presocráticos no había reflexión alguna sobre el método. Esta reflexión
comienza con los sofistas, los cuales desarrollaron un método propio: la
erística o arte de la disputa verbal (éris:
‘disputa’). Para Sócrates el método adecuado para hacer alcanzar el
conocimiento era la mayéutica (de naturaleza inductiva), mientras que para Platón
no era sino la dialéctica.
Tras
reflexionar sobre los distintos métodos empleados con anterioridad, Aristóteles
considera que ninguno de ellos conduce al conocimiento científico o bien fundado,
pues no tienen en cuenta la estructura formal de los razonamientos necesarios ─aquellos
en los que la conclusión se extrae necesariamente de las premisas─. Para Aristóteles, la estructura
formal de los razonamientos necesarios sólo se da en el ‘silogismo apodíctico’
o ‘deducción demostrativa’, la cual presenta las siguientes características:
Es
un método deductivo, pues en un silogismo la conclusión se deduce
necesariamente de determinados principios o premisas (el vocablo griego syllogismós ─‘silogismo’─ significa literalmente ‘conexión
de proposiciones’, esto es, ‘deducción’).
Es
el método por el que se demuestra la necesidad formal de una deducción
(el término griego apódeixis
significa ‘demostración’).
A
continuación ofrecemos un ejemplo de silogismo apodíctico:
El método inductivo (epagogé).
Aristóteles designa con el nombre de ‘inducción’ (epagogé) al método que va de lo menos general a lo más general ─inverso, por tanto, al método deductivo─. Veamos un ejemplo, extraído en este caso de la obra de Aristóteles Primeros analíticos (68b 8-37):
Como
se ve, a partir de la afirmación de una serie de casos particulares (hombre,
caballo, mulo, etc.) se llega a una conclusión de tipo general (“[Todos] Los
animales sin hiel son longevos”).
Aristóteles
dice que la inducción es el método de conocimiento más usual entre los seres
humanos, pues para nosotros lo más inmediato es lo particular, y no precisamente
los principios del conocimiento, los universales. Sin embargo, no recurre casi
nunca a este método, pues para él, como ya hemos visto, el conocimiento
científico y bien fundado procede de la deducción demostrativa, cuya estructura
formal es la del silogismo.
Grados del conocimiento.
A) Conocimiento sensible o ‘experiencia’ (empeiría).
El
conocimiento sensible es el que se adquiere a través de la percepción sensible
o aísthesis obtenida por los sentidos
externos y organizada por la memoria (mnéme).
A pesar de constituir el grado inferior, es el conocimiento más inmediato para
los seres humanos. Aristóteles denomina a este tipo de conocimiento ‘experiencia’
(empeiría), la cual se caracteriza
por ser un conocimiento de lo particular.
B) Conocimiento intelectual.
El
conocimiento intelectual se caracteriza fundamentalmente por ser conocimiento
de lo universal. Aristóteles distingue varios grados dentro del conocimiento
intelectual:
Téchne: ‘arte’, ‘técnica’. La téchne es un grado de conocimiento
superior a la experiencia. Como tal, es ya conocimiento de lo universal, aunque
todavía no es conocimiento de lo necesario. Es el tipo de conocimiento propio
de los artesanos (carpinteros, orfebres, etc.) y de las artes poéticas o
creativas (poesía, pintura, escultura, etc.).
Phrónesis: ‘prudencia’, ‘sabiduría
práctica’. Al igual que la téchne, es
un conocimiento de lo universal, pero no de lo necesario. Se trata en este caso
de un saber acerca de las acciones de la vida humana, es decir, acerca de
nuestra conducta. Es, por lo tanto, el saber característico de la ética y la política.
Epistéme: ‘ciencia’, ‘deducción
demostrativa’. La epistéme es ya un
saber tanto de lo universal como de lo necesario. Funciona demostrativamente a
través de silogismos en los que a partir de unos enunciados dados ─las premisas─ se obtienen unas conclusiones.
Noûs: ‘inteligencia’, ‘intelecto’,
‘entendimiento’. Como el proceso por el que unas proposiciones llegan a deducirse
a partir de otras proposiciones previamente demostradas es un proceso que no
puede ser llevado hasta el infinito, deben existir forzosamente unos principios
indemostrables ─es decir, no deducibles ellos mismos desde
ninguna otra proposición─ a
partir de los cuales se deduzcan el resto de proposiciones. El noûs es precisamente la facultad que nos
permite conocer estos principios, para lo cual se sirve de la intuición
intelectual. En todo caso, estos principios pueden ser de dos tipos: a) particulares
o tesis, es decir, exclusivos de una determinada ciencia ─como,
por ejemplo, “todos
los ángulos rectos son iguales entre sí”, principio que la geometría no comparte
con ninguna otra ciencia─; y b) generales
o axiomas, esto es, válidos para todas las ciencias ─como
el principio de no
contradicción, según el cual “no es posible que proposiciones contradictorias
sean verdaderas al mismo tiempo”─.
Sophía: ‘sabiduría’. Es la culminación
del conocimiento, la cual resulta de la conjunción de noûs y epistéme. Consiste,
por lo tanto, en la intuición intelectual de los principios y en la posterior
demostración de cómo a partir de ellos se deduce el resto del saber.
Independencia y clasificación de
las ciencias.
A) Independencia de las ciencias entre sí.
Para
Aristóteles las distintas ciencias son independientes entre sí, pues cada una
de ellas tiene sus propios principios y se ocupa de un ámbito concreto de la
realidad. No es posible, en consecuencia, una ciencia absolutamente universal,
es decir, una ciencia volcada en el estudio de la totalidad de lo real. Esto
último, sin embargo, pretendía ser precisamente la dialéctica platónica, de ahí
que Aristóteles la considerase inviable e inadecuada.
B) Clasificación de las ciencias.
Aristóteles
distingue entre ciencias de lo posible y ciencias de lo necesario.
Las
ciencias de lo posible son para Aristóteles de dos tipos: a) las ciencias
prácticas ─la ética y la política─,
cuyo objeto de estudio no es otro que la acción humana;
y b) las ciencias poéticas (poíesis: ‘producción
técnica o artística’) ─poesía, gramática, retórica, arquitectura, medicina,
zapatería, carpintería, etc.─, centradas en la producción técnica o artística.
También
llamadas ciencias teoréticas o contemplativas, las ciencias de lo necesario son
para Aristóteles las ciencias en sentido pleno. A ellas pertenecen la lógica,
las matemáticas, la astronomía, la física, la teología y la ontología.
Aristóteles contemplando el busto de Homero, por Rembrandt (1653).
Hueso duro de roer para quien sólo es admirador de la filosofía y de los que se dedicaron a ella. De Platón me quedo con su ciencia volcada ql estudio de la totalidad de lo real y de Aristóteles con su diferenciación entre las ciencias de lo posible y de lo necesario (y no porque sea lo último del post).
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