jueves, 22 de diciembre de 2011

Sócrates ante la crisis de los valores tradicionales atenienses

SÓCRATES ANTE LA CRISIS DE LOS VALORES TRADICIONALES ATENIENSES
por
Peredur

Del sentimiento colectivo de comunidad al individualismo.

A lo largo de su vida, Sócrates experimentó en primera persona el progresivo deterioro de los valores tradicionales y democráticos en los que él mismo, en su juventud, había sido educado. Estos valores se fundamentaban en el sentimiento colectivo de formar parte de una comunidad y de un todo mucho más importante que cada individuo particular y, por lo tanto, eran ajenos al individualismo que caracterizaría la vida ateniense durante la segunda mitad del siglo V a.C. Recordemos que Sócrates había nacido y se había formado como ciudadano en el periodo de apogeo de la democracia ateniense, el cual se había caracterizado, como hemos dicho, por el sentimiento colectivo de comunidad, así como por la estabilidad política y el respeto a las leyes de la ciudad. Sin embrago, al tiempo que él adquiría la edad madura, la ciudad comenzó a sufrir profundos cambios, los cuales condujeron irremediablemente hacia el individualismo que terminó por disolver los valores tradicionales poniendo en grave crisis la democracia ateniense. Tres fueron las causas principales de este deterioro: 1) la irrupción en Atenas de los sofistas y sus enseñanzas; 2) la radicalización de la política imperialista ateniense; y 3) la aparición de los demagogos en la vida pública.

Sócrates frente al individualismo de los sofistas.

Sócrates era perfectamente consciente de que el individualismo que enseñaban los sofistas contribuía profundamente al deterioro de los valores tradicionales de Atenas. Por ello, para combatirlo, decidió oponer a las enseñanzas de los sofistas un nuevo modelo formativo ─la paideía socrática─ a través del cual los “individuos” pasarían a ser buenos y competentes “ciudadanos” atenienses. Sin embargo, Sócrates estaba ya imbuido del racionalismo que los filósofos naturales y los primeros sofistas habían llevado a Atenas, por lo que no tuvo más remedio que combatir las enseñanzas de los sofistas más radicales desde el propio terreno de éstos, es decir, desde los cimientos del racionalismo individualista. No es de extrañar, por lo tanto, que muchos atenienses le tomaran como otro sofista cualquiera, si no como el más representativo de todos ellos. Tal es, al menos, lo que nos sugiere su condena a muerte y, sobre todo, tal es la imagen que Aristófanes nos ofrece de Sócrates en su comedia Las Nubes.

"Muerte de Sócrates"; Jacques-Louis David (1748-1825).

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