miércoles, 28 de septiembre de 2011

¿Quiénes fueron los sofistas?

APUNTES PARA EL BACHILLERATO
¿QUIÉNES FUERON LOS SOFISTAS?
por
Raúl le Locataire

El significado del término “sofista”.

A pesar de las connotaciones despectivas que el término griego sophistés (sofista) adquirió en época de Sócrates, éste comparte su raíz con palabras como sophía (sabiduría) y sophós (sabio). Esto se debe a que con anterioridad al siglo V a.C. el término hacía referencia a todo aquel que mostraba sabiduría o habilidad en determinados conocimientos y actividades prácticas. En este sentido, tanto Pitágoras como un hábil carpintero de barcos podían ser nombrados por la tradición como sofistas.

Sofistas. Testimonios y fragmentos, traducción de Antonio Melero Bellido, Gredos, Madrid, 2002.

A partir del siglo V a.C. el significado del término adquirió otras connotaciones. En este siglo “sofista” comenzó a designar también a los educadores o maestros ambulantes que, llegados a Atenas desde ciudades extranjeras, se ofrecían públicamente para transmitir sus conocimientos a cambio de dinero. Fueron las críticas hacia estos maestros de sabiduría las que confirieron al término “sofista” un sentido peyorativo. Estas críticas, que provenían de varios sectores de la sociedad ateniense, y no sólo de intelectuales como Aristófanes o Platón, se centraron principalmente sobre dos aspectos: a) sobre su condición de comerciantes de sabiduría, pues vendían sus conocimientos al mejor postor; y b) sobre su relativismo cultural, ya que negaban la existencia de verdades universales y absolutas en favor del subjetivismo y el convencionalismo social. Como resultado de estas críticas, para muchos atenienses del siglo V a.C. el término sofista pasó a designar a los charlatanes que se dedicaban a embaucar a los miembros más jóvenes de las familias adineradas cobrándoles grandes sumas de dinero a cambio de una sabiduría aparente.

Los sofistas: integrantes y períodos.

Los especialistas suelen distinguir dos períodos sofísticos, ambos localizados cronológicamente en el siglo V a.C. El primero, más vinculado a los valores griegos tradicionales, se desarrolló con anterioridad a la Guerra del Peloponeso que enfrentó a Esparta y Átenas y que acabó con la primacía de esta última sobre Grecia; y el segundo, marcadamente individualista y subversivo, fue contemporáneo de la guerra (431-404 a.C.). Los sofistas más importantes de la primera época, ninguno de ellos ateniense, son Protágoras, Gorgias, Pródico e Hipias. Mientras que de la segunda destacan Antifonte, Licofrón, Alcidamante y Calicles.

Demócrito y Protágoras (1663), del pintor italiano Salvator Rosa.

¿Escuela sofística o movimiento intelectual?

Uno de los rasgos que define al grupo de los sofistas es su individualismo, el cual les llevó a rivalizar entre sí. No es conveniente, por lo tanto, hablar de ellos como de una escuela. Sin embargo, tampoco es adecuado decir de ellos que no tuvieron nada en común, pues, aunque individualistas, los sofistas compartieron entre sí los suficientes rasgos como para que les consideremos en su conjunto un movimiento intelectual.

La areté política como objetivo de las enseñanzas sofísticas.

Los sofistas, especialmente los pertenecientes al primer periodo, se presentaban a sí mismos como maestros de areté, esto es, como maestros de virtud y excelencia política. Su objetivo, por lo tanto, consistía ─según ellos─ en convertir a los hombres en buenos y excelentes ciudadanos.

Rasgos comunes del pensamiento sofístico.

Los rasgos comunes del movimiento intelectual sofístico pueden ser agrupados en tres bloques fundamentales: 1) el subjetivismo cognoscitivo; 2) el relativismo ético, político y cultural; y 3) la retórica o el arte de la persuasión. Todos estos aspectos se encuentran en el pensamiento sofístico estrechamente relacionados entre sí. El subjetivismo cognoscitivo postulado por los sofistas, el cual niega la existencia de verdades universales, conduce necesariamente al relativismo ético, político y cultural, pues al no existir ─según ellos─ ninguna ley universal que determine qué es lo bueno y qué lo justo, éstos valores pasan a ser relativos y a entenderse como sujetos a los convencionalismos sociales. Como consecuencia, la retórica se convierte en el instrumento sofístico por excelencia, pues es una herramienta esencial a la hora de persuadir a los otros sobre qué es lo bueno y qué lo justo.

Papiro del siglo III d.C. atribuido al primer libro de Sobre la verdad de Antifonte.

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